[Comunidad E-ducativa] Chile: Sigue el debate en torno a la retirada de los estudiantes del Consejo Asesor de Educacion creado por Bachelet
Otros puntos de vista acerca de la negativa de los estudiantes secundarios chilenos a aceptar el informe del Consejo Asesor creado por la Presidenta Bachelet.
Escribe Carlos Peña, replica Abraham Magendzo.
Saludos,
Rosa Maria Torres
www.fronesis.org
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gregory.elacqua@uai.cl wrote:
Date: Sun, 10 Dec 2006 08:08:00 -0500
From: gregory.elacqua@uai.cl
Subject: EDUCAR: El deseo vacio
To: boletinge@uai.cl
Carlos Peña analiza la salida de los estudiantes y los profesores del Consejo Asesor de Educación.
Gregory
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El Mercurio
Reportajes
El deseo vacío
Domingo 10 de diciembre de 2006
La actitud de estudiantes ¡y de profesores! estropea, de manera insensata, una de las iniciativas más innovadoras de la Presidenta Bachelet: hacer políticas públicas considerando la deliberación ciudadana.
Carlos Peña
La actitud de los estudiantes y los profesores en el Consejo Asesor de Educación -se retiraron sin previo aviso a dos o tres días de entregarse el informe final y a minutos de haber discutido ellos mismos algunas de sus conclusiones- es simplemente incomprensible.
Y no vale la pena intentar morigerarla.
Participaron intensamente en un diálogo que duró casi seis meses ¡y en la hora undécima lo rechazaron con el argumento de que el informe no recogía sus conclusiones! El perfecto absurdo: participar de un diálogo bajo la condición implícita de que o las conclusiones coinciden con mis puntos de vista o entonces el diálogo es inútil.
Igualmente incomprensible es el argumento según el cual el informe debe ser rechazado porque no introduce cambios estructurales.
Como se comprende fácilmente lo que interesa no son los cambios estructurales en sí mismos (¿desde cuándo un cambio de estructuras es en sí mismo deseable y bueno?) sino los cambios correctos que son, justamente, los que el informe una y otra vez intenta dilucidar. El deseo de "cambios estructurales" es una frase pueril -llevada al extremo una simple tautología que no dice nada- y en vez de encarar el debate lo elude por la vía más fácil: la de emplear una fraseología que anuncia contenidos que no existen.
Como para recordar la pregunta de Jack Kerouac en "On the Road": "Muchachos ¿van a alguna parte o simplemente van?".
Y el problema es, sobre todo, que con esa actitud y con esa frase pueril -"los cambios estructurales"- los estudiantes y los profesores arriesgan estropear un mecanismo de diálogo ciudadano que constituye una interesante vía para la construcción de políticas públicas.
Uno de los rasgos más acentuados de la administración del Estado en Chile en los últimos años, ha sido el imperio del policy making, de los procesos de diseño y ejecución de las políticas públicas. Como si por alguna extraña razón hubiera un tipo de profesionales que, con su saber, son capaces de definir los límites de lo posible, en las últimas décadas en Chile hemos asistido a la hegemonía del policy maker, del experto en políticas públicas que, esgrimiendo certificados y títulos, reclama su derecho a manejar el Estado, rebajando a los políticos a la categoría de saltimbanquis y a los ciudadanos a la de simples consumidores.
Pues bien, el Consejo Asesor Presidencial fue el primer intento por corregir esa reducción de la política a las políticas públicas. El primer esfuerzo para evitar ese desplazamiento de la deliberación democrática a manos de la técnica.
Y por eso la Presidenta convocó a un consejo plural que en vez de esgrimir sólo el conocimiento técnico en su favor, fuera capaz de exhibir una heterogénea variedad de intereses y puntos de vista. Entonces se abrigó la esperanza que si esos intereses dialogaban entre sí, se dejaban persuadir y alcanzaban dos o tres conclusiones convergentes, podríamos mejorar la educación y poco a poco ponerla a la altura de las expectativas que la ciudadanía ha puesto en ella.
Desgraciadamente hubo quienes prefirieron la astucia al diálogo; confundieron su propio punto de vista con la razón natural; atribuyeron las opiniones discrepantes con la suya a mala voluntad; y en vez de confiar de veras, emplearon la confianza como un recurso estratégico.
Y cuando advirtieron que las conclusiones del informe no coincidirían con su punto de vista, decidieron que el diálogo no valía la pena.
Nada de eso le hace bien a la esfera pública.
Porque la esfera pública no se hace a punta de recursos puramente instrumentales y teniendo los propios intereses como el árbitro final de todo. Por el contrario, la esfera pública supone una cierta disposición al diálogo, a dejarse persuadir por razones, a retroceder cuando los caminos están bloqueados y a dar un paso cada vez cuando ello es condición necesaria para que los demás nos acompañen.
Pero cuando el propio punto de vista es el árbitro final de todo, el diálogo es simplemente imposible.
El diálogo democrático se construye, a fin de cuentas, sobre la sospecha de que uno puede estar equivocado y que la razón individual suele ser miope. Si cada uno creyera a pie juntillas que lo que piensa es la verdad final e incorruptible, entonces el diálogo y la conversación serían perfectamente inútiles, salvo cuando, atendidas las circunstancias, constituyeran un recurso instrumental -un disfraz- para que los propios puntos de vista acaben imponiéndose.
No quiero pensar que los estudiantes ¡y los profesores! crean semejante cosa.
En vez de eso prefiero pensar que la participación de unos y otros en el Consejo ha sido genuina. Y que sus argumentos -que el informe recoge- en contra de la selección en la escuela; en contra del financiamiento compartido; en contra de la confusión entre un almacén y una escuela; en contra de la identidad entre un mall y una universidad; en contra de la desigualdad por razones de origen, y en contra de las subvenciones parejas, siguen siendo válidos.
Aunque ellos piensen -por razones que se me escapan- que deben ser rechazados porque no equivalen a ese deseo vacío de los cambios estructurales que, de pronto, y sin decir agua va, los invadió.
"La esfera pública no se hace a punta de recursos puramente instrumentales y teniendo los propios intereses como el árbitro final de todo".
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Abraham Magendzo, educador, investigador y experto en la educacion
ciudadana, responde a la columna de Carlos Peña y reflexiona en torno al
debate educacional en Chile.
Gregory
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REFLEXIONANDO EN TORNO AL DEBATE Y EL DIALOGO. A PROPÓSITO DE LA
RETIRADA DE LOS ESTUDIANTES Y PROFESORES DEL CONSEJO DE EDUCACIÓN
Abraham Magendzo K
Fundación IDEAS
Diciembre 2006
Carlos Peña, al igual que muchos otras personas que integraron el
Consejo Asesor de Educación se quejan y se encuentran sorprendidos
porque” los estudiantes y los profesores se retiraron sin previo aviso a
dos o tres días de entregarse el informe y a minutos de haber discutido
ellos mismos algunas de sus conclusiones…” (EL Mercurio Domingo 10
de Diciembre2006 CD Pág. 31)
Ciertamente que para los que participaron del Consejo Asesor de
Educación que invirtieron, meses ,semanas , días y horas debatiendo
,argumentando y contra argumentando, redactando conclusiones, es
incomprensible y decepcionante la actitud de los estudiantes y profesores.
Adela Cortinas hace notar que el punto de partida en una sociedad
libre es el desacuerdo de preferencias o de convicciones, y no hay sino
tres caminos para llegar a una decisión común: la imposición, que no
es un procedimiento democrático; la agregación de preferencias o de
intereses, que se suman en público y se sigue lo que decida la mayoría;
o la deliberación, que pretende transformar públicamente las
diferencias para llegar a una voluntad común(Adela Cortina Opinión El país,
Madrid 24 Agosto 06)
La pregunta que surge, es ¿a qué fueron convocado los consejeros
,entre ellos los estudiantes y profesores, : ¿a una agregación de
preferencias o a una deliberación?. Por supuesto ya doy por descartado el
camino de la imposición.
Tengo la impresión, como observador externo, que los participantes al
Consejo Asesor fueron convocados desde la "lógica de la agregación
en la que prima el debate"- y no desde la “lógica de la
deliberación” .
En la lógica de la agregación se tiene el convencimiento que los
ciudadanos forman sus preferencias e intereses en privado, y después en
público no pueden hacer sino sumarlos y optar por la voluntad de la
mayoría; mientras que en la lógica de la deliberación se cree
posible formar una voluntad común a través de la deliberación, no sobre
todas las cuestiones, pero sí sobre algunos asuntos de justicia
ineludibles.
En la lógica del debate se trata es "vencer" al contrincante, de
rebatirlo , de ganarlo ,incluso con argumentos falaces. Finalmente, en
ocasiones se permite aún atribuirle ideas y planteamientos usando
medios muy diversos ,no siempre del todo aceptables . La desconfianza
predomina en esta lógica. Siempre se levantarán sospechas, fundadas o
infundadas, que el contrincante lo que desea es “seducirme”
,“cautivarme” e incluso “embaucarme”, que tiene otros propósitos a
los declarados ,que algo tiene bajo el poncho.
La lógica de la deliberación, por el contrario, esta basada en la
confianza, entendida como la conciencia de las posibilidades y
situaciones del otro/otra y de la oportunidad de compartir un marco ético
para la acción social. Se trata en un diálogo cooperativo con el fin de
lograr un acuerdo en torno a la necesidad de mantener y reforzar la
cooperación , aunque las personas que estén involucradas en él tengan
diferentes opiniones sobre el tema en cuestión . Es decir su finalidad
no es necesariamente producir siempre consensos y o unanimidad de
criterios.
Nuevamente me pregunto ¿a qué fueron convocado los consejeros ,entre
ellos los estudiantes y profesores : ¿a un debate o a una
deliberación?.
Si la respuesta es a un debate con fines de agregación no habría
que sorprenderse de la actitud asumida por los estudiantes. Una de las
reacciones, en un debate- no siempre muy racional más bien emocional
,es que ya que mis argumentos no son “convincentes”
“aceptados”, incluso rechazados me retiro de la escena y no me pliego a los
resultados alcanzados. Me siento derrotado , a veces manipulado. La huida es
mi estrategia.
Sin embargo, si los convocados fueron citados a un
dialogo-deliberatrivo se comprenderá que lo que se intenta ,preferente y fundamentalmente
es la construcción de conciencia sobre la importancia del bienestar
común y el respeto mutuo. Esta convocatoria se ubica en el marco de la
democracia deliberativa que pone su énfasis tanto en el proceso de
la deliberación como en las decisiones resultado de dicho proceso. Esta
forma de democracia pone de manifiesto un conflicto de intereses entre
los ciudadanos/as participantes del proceso, que son los afectados/as
por las decisiones que se toman, y el grupo que organiza la
decisión.Conflicto que no se evita sino que se elabora.
La democracia deliberativa basa su potencia en su capacidad para
obtener acuerdos sobre problemas concretos, cuestiones controvertidas o
situaciones de conflicto. Es importante destacar, en este sentido, que lo
importante no es el procedimiento que nos permitirá encontrar la
solución adecuada al conflicto, sino la legitimidad del resultado, al
integrar éste la deliberación previa y la discusión abierta, en donde
tengan cabida todos los puntos de vista encontrados.
Lo importante de la
democracia no es la participación sin más, sino la participación en la
deliberación y el carácter público y abierto de ésta.
A mi parecer, la deliberación, que requiere desarrollar competencias
deliberativas, es la modalidad que mejor se ajusta a la democracia que
deseamos todos construir.
Instituto Fronesis
http://www.fronesis.org
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